El 26 de febrero de 1917, en un estudio de Nueva York, un
quinteto de músicos provenientes de Nueva Orleans grabó dos temas que
cambiarían para siempre la historia de la música popular. El Original Dixieland
Jass Band (ODJB) registró Livery Stable Blues y Dixie Jass Band
One-Step
, convirtiéndose en el primer grupo en lanzar un disco de jazz
comercialmente. Sin embargo, lejos de ser un hecho meramente conmemorativo,
esta grabación desató controversias sobre la autenticidad, la apropiación
cultural y el verdadero origen del jazz.

El Livery Stable Blues es un tema festivo y
desenfadado, caracterizado por su uso de efectos onomatopéyicos que imitaban
sonidos de animales, una estrategia que, si bien lo hacía atractivo al público
general, generó escepticismo entre los músicos más tradicionales. A pesar de
ello, el disco fue un éxito rotundo, vendiendo más de un millón de copias y
consolidando al jazz como un fenómeno de masas.

La grabación reflejaba la efervescencia musical de Nueva
Orleans, con su polifonía colectiva, sus líneas melódicas improvisadas y el
ritmo sincopado característico del género. Sin embargo, su ejecución era más
estructurada y predecible que la de los músicos afroamericanos que realmente
gestaron el jazz en los bares y clubes del sur.

Una de las críticas recurrentes hacia la ODJB fue que sus
integrantes, todos blancos, lograron grabar y comercializar un estilo musical
desarrollado mayormente por músicos negros, quienes aún no tenían acceso a la
industria discográfica. En aquella época, los prejuicios raciales impedían que
los artistas afroamericanos tuvieran las mismas oportunidades de difusión y
reconocimiento.

Años después, músicos como Jelly Roll Morton, Sidney
Bechet y King Oliver demostrarían con su arte la riqueza expresiva y la
profundidad del jazz genuino, desmitificando la idea de que el ODJB había sido
el verdadero creador del género. Sin embargo, la banda dejó una huella
imborrable en la historia, ya que su grabación marcó el inicio de la industria
discográfica del jazz.

A pesar de la controversia, Livery Stable Blues
sigue siendo una pieza fundamental en la historia del jazz. Representa no solo
el nacimiento de un género en el mercado fonográfico, sino también el complejo
entramado de influencias, disputas y reivindicaciones que han acompañado al
jazz desde sus orígenes. Más de un siglo después, la grabación sigue siendo
testimonio de una época en la que el jazz empezaba a abrirse paso, con todas
sus contradicciones y su infinita capacidad de transformación.

Por Marcelo Bettoni

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