En la vasta historia del jazz, muchos músicos han dejado
una marca profunda en la evolución de este género. Uno de esos artistas, cuyo
nombre resuena especialmente en Texas, es Bertrand “Bert” Adams, un trombonista
y arreglador cuyo impacto va más allá de las notas que tocó: su influencia en
la educación musical y en la creación de una comunidad de jazz local perdura hasta
el día de hoy.

Nacido en Waco, Texas, el 29 de abril de 1912, Adams tuvo
una carrera que abarcó diferentes facetas del jazz. Antes de alistarse en la
banda de la Marina de los Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial,
Adams ya había comenzado a labrar su camino en el mundo de la música. Su paso
por el Wiley College, donde se graduó, marcó el inicio de un vínculo fuerte con
la educación musical. Tras su servicio en la Marina, Adams regresó a Texas,
donde él y su esposa, Hazel Madree Poole, comenzaron una nueva etapa en Austin.
Ambos se unieron al profesorado del Samuel Huston College (hoy Huston-Tillotson
University), un centro educativo que jugó un papel crucial en la formación de
músicos afroamericanos en la región.

El Samuel Huston College no solo era conocido por su
renombrado programa de música, sino también por ser un punto de encuentro para
músicos de todo el país, atraídos por las enseñanzas de figuras como Nat
Williams y Bert Adams. En un momento en el que el acceso a la educación musical
para afroamericanos era limitado, instituciones como esta ofrecían no solo una
educación académica, sino también una plataforma para el enriquecimiento
cultural y artístico.

A lo largo de su carrera, Adams también dejó su impronta
como arreglador. Fue uno de los dos principales responsables de los arreglos
para la banda Algiers, y su habilidad para transformar el jazz en una
experiencia sonora rica y dinámica lo convirtió en una figura respetada en la
industria. Además, su banda de 18 integrantes  fue elegida para acompañar a una de las
leyendas del jazz, Nat King Cole, en un concierto en 1947, lo que subraya la
calidad de su música y su capacidad para trabajar al más alto nivel.

A lo largo de su vida, Adams fue reconocido por su
contribución a la música y la cultura de Austin. En 1990, fue nombrado “Austin
Living Legend” y en 1994, fue incluido en el Salón de la Fama de Jazz y Artes
de Clarksville West End. Estos honores reflejan no solo su habilidad como
músico, sino también el impacto profundo que tuvo en la comunidad cultural de
la ciudad.

Adams también fue un líder en el mundo de las grandes
formaciones orquestales de jazz, siendo el líder de la banda Gobs of Rhythm. Su
habilidad para organizar y dirigir a músicos fue clave en el desarrollo de su
estilo único. Sus arreglos innovadores y su capacidad para crear música
compleja pero accesible fueron características que lo hicieron destacar entre
sus contemporáneos.

Hoy en día, Austin, Texas, continúa siendo una ciudad
vibrante para el jazz, y mucho de esto se debe a pioneros como Adams, que
contribuyeron al florecimiento de una cultura musical rica y diversa.

Por Marcelo Bettoni

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