Jack DeJohnette: baterista, pianista y buscador de sonidos

Jack DeJohnette (Chicago, 1942) ocupa un lugar único en la historia del jazz. Su nombre aparece junto a figuras mayores como Miles Davis, Bill Evans, Keith Jarrett o John Coltrane, pero reducirlo a la categoría de acompañante sería injusto. DeJohnette es, ante todo, un creador de lenguaje: un músico que convirtió la batería en un instrumento de color, de textura y de exploración sonora, sin abandonar jamás la raíz rítmica que lo conecta con el pulso de la música afroamericana.

Formado inicialmente como pianista clásico, DeJohnette descubrió la batería en su adolescencia y pronto integró la AACM (Association for the Advancement of Creative Musicians), semillero de la vanguardia de Chicago. Allí aprendió que el jazz podía ser un laboratorio abierto, un espacio donde la improvisación, la experimentación y la búsqueda de nuevas sonoridades eran parte de la tradición.

Su nombre empezó a sonar con fuerza en los años sesenta, cuando acompañó a John Coltrane en sus últimos años de exploración espiritual y sonora. Poco después, Bill Evans lo convocó para una breve pero intensa colaboración en su trío, donde el joven baterista sorprendió por su sensibilidad y lirismo.

El gran salto llegaría en 1969, cuando Miles Davis lo sumó a su grupo en un momento crucial: el nacimiento del jazz eléctrico. DeJohnette fue parte de In a Silent Way y Bitches Brew, discos que redefinieron la música contemporánea. Sobre aquellas sesiones recordaba:

“Miles nos daba apenas unos bocetos. Nos pedía grooves, nos dejaba empezar algo, y cuando la música comenzaba a ‘percolarse’, él entraba con su trompeta y nos dejaba rodar hasta que sentía que la idea se había agotado.”

La asociación más duradera y reconocida llegaría en los ochenta, con el Standards Trio de Keith Jarrett y Gary Peacock, un grupo que durante más de tres décadas ofreció una de las lecturas más profundas y creativas del repertorio clásico del jazz.

DeJohnette nunca se limitó a marcar el pulso. Para él, la batería es un instrumento orquestal: afina los tambores como si fueran voces, busca timbres específicos en los platillos, juega con silencios y acentos como un pintor con su paleta de colores. “No se trata solo de ritmo –explica–, se trata de espacio, de texturas, de dejar que la música respire.”

Su estilo combina la polirritmia heredada de Elvin Jones, la sutileza tímbrica de Tony Williams y una apertura hacia el rock, el funk y las músicas del mundo que lo convierten en un baterista inclasificable.

Más allá de la técnica, DeJohnette concibe la música como una experiencia de conexión espiritual:

“Cuando tocamos en vivo trascendemos el tiempo lineal. Vamos a una fuente donde todo sucede simultáneamente. Es una comunión de almas.”

Ese enfoque explica la intensidad emocional de sus presentaciones y su capacidad para generar un clima colectivo, donde músicos y oyentes participan de un mismo ritual sonoro.

Ganador de múltiples premios Grammy, DeJohnette ha grabado más de treinta discos como líder y muchos más como acompañante. Su influencia se percibe en generaciones enteras de bateristas que aprendieron de él a pensar la batería no solo como un soporte rítmico, sino como un espacio de creación total.

A los más de 80 años, sigue activo, componiendo, tocando piano y batería, explorando nuevas combinaciones y colaboraciones. Su trayectoria es testimonio de que en el jazz la tradición y la innovación no se oponen, sino que conviven en un diálogo permanente.

Por Marcelo Bettoni

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