Crecido entre los sonidos del blues de Kansas City, Charlie Parker describió en una ocasión el bebop como un choque entre la intensidad progresiva de Nueva York y el alma del blues del Medio Oeste. Aunque la complejidad intelectual del bebop podía resultar ajena para el público afroamericano de clase trabajadora, Parker confiaba en que responderían a lo que él llamaba la “música de alubias rojas y arroz”.

Durante la década de 1940, el blues vivía múltiples transformaciones. Los afroamericanos que se adaptaban a la vida industrial del Norte llevaban consigo el espíritu de su música, que se renovaba constantemente. Mientras las bandas de swing llenaban los salones, otros artistas reinventaban el blues de raíz de Mississippi: Muddy Waters electrificaba el sonido, y T-Bone Walker mostraba un virtuosismo en la guitarra. Parker, por su parte, fusionó estos matices vocales del blues con armonías más cromáticas y un sentido del ritmo audazmente fluido, demostrando que el blues podía modernizarse. Muchos músicos de blues adoptaron sus innovaciones, y en el jazz moderno, todo solista serio debía dominar el blues.

Una de las primeras composiciones de Parker, Now’s the Time, ejemplifica esta fusión. El tema se construye sobre un riff simple que se repite y varía a lo largo de los doce compases del blues, pero dentro de esa simplicidad, Parker despliega una riqueza expresiva sorprendente. Concentrando su línea en una sola nota, logra un tono áspero e íntimo; luego, al duplicar el tiempo, introduce un ritmo impredecible, lleno de articulaciones staccato y secuencias ascendentes que elevan progresivamente la tensión mediante disonancias bebop. Cada frase demuestra su ingenio rítmico y melódico, culminando en un cierre que combina precisión técnica y expresividad apasionada.

En las grabaciones posteriores, como las producidas para Verve bajo Norman Granz, el sonido alcanzó nuevas alturas. Los matices de la sección rítmica, apenas perceptibles en las primeras grabaciones de los años 40, se vuelven protagonistas, y la interacción entre Parker y el baterista Max Roach alcanza un nivel de diálogo musical excepcional. Por contraste, el solo de Miles Davis en Embraceable You, contenido y lírico, ofrece un contrapunto más pausado, mientras Parker aporta sutiles contramelodías detrás de la trompeta.

Curiosamente, la melodía de Now’s the Time tuvo una historia que reflejó las tensiones entre jazz y mercado popular. En 1949, Savoy vendió la composición como The Huckle-Buck al saxofonista de rhythm and blues Paul Williams, sin reconocer la autoría de Parker. El tema se convirtió en un éxito masivo, versionado por artistas como Lucky Millinder, Frank Sinatra, Louis Armstrong e incluso Chubby Checker en 1961. Parker, como tantos músicos de jazz de la época, no recibió beneficio económico alguno, similar a lo que vivió Ellington con Night Train.

Now’s the Time captura, así, no solo la maestría técnica de Parker, sino también la capacidad del bebop para transformar y modernizar el blues, dejando una huella duradera tanto en el jazz como en la música popular. Por Marcelo Bettoni

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