Harriet Tubman (1822-1913) ocupa un lugar singular en la historia de los Estados Unidos. Nacida como esclava en Maryland, logró escapar en 1849 y, lejos de conformarse con su propia libertad, se convirtió en una de las figuras más emblemáticas de la lucha contra la esclavitud. Su vida es un testimonio de coraje, liderazgo y compromiso con la justicia, y ha

Después de escapar de la plantación donde trabajaba, Tubman pudo haberse refugiado en el anonimato. Sin embargo, eligió volver en numerosas ocasiones a los estados esclavistas para guiar a familiares y a otros esclavos hacia la libertad. Lo hizo a través de la Underground Railroad, una red clandestina de rutas y refugios seguros sostenida por abolicionistas, comunidades afroamericanas libres y simpatizantes de la causa.
Su valentía fue tal que nunca perdió a una sola persona de las que acompañó en estos viajes. Con razón se ganó el apodo de Moisés, evocando al líder bíblico que condujo a su pueblo fuera de la opresión.

La dimensión militar de Harriet Tubman suele ser menos conocida que sus hazañas como libertadora de esclavos. Durante la Guerra Civil estadounidense (1861-1865), se puso al servicio de la Unión como enfermera, espía y, finalmente, líder de operaciones militares.
En 1863, acompañó a tropas del norte en la famosa Expedición del Río Combahee, en Carolina del Sur. Allí, Tubman no solo aportó información estratégica clave gracias a su conocimiento del territorio y las redes de esclavos fugitivos, sino que también guió a los soldados en una operación anfibia que resultó en la liberación de más de 700 esclavos. Este episodio la consagra como la primera mujer en Estados Unidos en dirigir una expedición militar.

Tras la guerra, Tubman continuó luchando por la dignidad humana. Participó en movimientos por el sufragio femenino, trabajó en proyectos comunitarios y sostuvo hasta el final de sus días un hogar para personas mayores y necesitadas en Auburn, Nueva York.
Aunque vivió en la pobreza y enfrentó el olvido institucional, su legado fue reconocido póstumamente. Hoy, se la recuerda como un símbolo de resistencia, libertad y justicia social.

Harriet Tubman encarna la figura del “Soldier of Freedom”, no solo en sentido militar, sino en un plano mucho más amplio: fue soldado en la lucha contra la esclavitud, en la construcción de la libertad colectiva y en la batalla por los derechos civiles.
Su historia nos recuerda que la libertad nunca es un regalo concedido, sino una conquista sostenida por la valentía, la organización y la solidaridad.

Por Marcelo Bettoni

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