Dentro del Círculo Eléctrico: David Liebman recuerda la grabación de On the Corner con Miles Davis
Por Marcelo Bettoni

En el universo cambiante del jazz, hay momentos que se escapan del marco del estilo y se incrustan en el terreno de la ruptura. Uno de ellos ocurrió en 1972, cuando Miles Davis reunió a un grupo de músicos jóvenes y audaces para registrar uno de los discos más incomprendidos y radicales de su carrera: On the Corner. Casi medio siglo después, el saxofonista David Liebman revive esa experiencia en una entrevista imprescindible conducida por Bret Primack para su serie Day by Day.

Liebman no solo fue testigo: fue protagonista. Con apenas 26 años, acababa de integrarse al grupo eléctrico de Miles luego de su paso por la banda de Elvin Jones. En la conversación con Primack, Liebman despliega recuerdos nítidos, no exentos de perplejidad, sobre aquel proceso creativo que tenía más de laboratorio sonoro que de sesión convencional.

“Estábamos sentados en círculo, sin particellas, sin estructura clara, tocando durante horas. No sabíamos lo que estábamos grabando. Teo Macero grababa todo y luego reconstruía”, recuerda.

Ese “círculo” no era solo físico. Era conceptual, espiritual, eléctrico. On the Corner fue el resultado de un montaje posterior que desdibujó los límites entre improvisación y composición, entre producción y creación. La idea de Miles, según Liebman, no era tanto grabar un disco como capturar un momento continuo de energía. Era una obra no lineal, más cercana a una cinta de Möbius sonora que a una suite jazzística.

La entrevista deja entrever el desconcierto de los músicos —incluso de un joven ya experimentado como Liebman— ante lo que se estaba gestando. A diferencia de otras sesiones de jazz donde el diálogo entre intérpretes se basa en acuerdos previos o estructuras armónicas conocidas, aquí el lenguaje era otro: grooves hipnóticos, efectos electrónicos, repeticiones obsesivas, intervenciones texturales.

La música era un flujo. El estudio, un crisol. Miles no hablaba mucho, pero daba indicaciones esenciales con su sola presencia o con frases lacónicas. Liebman lo describe casi como un chamán moderno, manipulando no sólo sonidos sino estados mentales.

On the Corner fue un fracaso comercial en su momento, e incluso muchos críticos lo descartaron como “anti-jazz”. Pero el tiempo ha sido su mejor aliado: hoy es reverenciado como una piedra angular del jazz-funk, la música experimental y la estética del loop que luego influiría en el hip-hop, el ambient y la electrónica de vanguardia.

La entrevista de Primack nos permite acceder a la cocina de ese disco, a sus silencios, tensiones y misterios. Más allá del valor documental, el relato de Liebman nos recuerda que la música de Miles Davis no era solo música: era una manera de pensar el presente, con o sin partitura.

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