10 de julio 2025

En el vasto repertorio de Duke Ellington, “Take the ‘A’ Train” ocupa un lugar especial. Aunque no fue compuesta por Ellington sino por su estrecho colaborador Billy Strayhorn en 1939, esta pieza se convirtió en el emblema sonoro de su orquesta desde 1941. Más que una simple canción, es un símbolo del swing, de la sofisticación armónica del jazz orquestal y de la cultura afroamericana neoyorquina del siglo XX.

El título hace referencia a la línea “A” del metro de Nueva York, que conectaba Brooklyn con Harlem, el epicentro de la cultura negra y del renacimiento artístico afroamericano. La letra invita al oyente a tomar ese tren rumbo al barrio que, en aquellos años, era el corazón palpitante del jazz. Así, la canción trasciende su estructura musical para convertirse en una postal sonora de su tiempo.

Desde el punto de vista musical, “Take the ‘A’ Train” sigue la forma clásica del AABA de 32 compases, típica del repertorio jazzístico de la era del swing. Cada sección A dura 8 compases y presenta una melodía clara y elegante, con un balance melódico que la hace fácilmente reconocible. La sección B, o “puente”, ofrece un contraste armónico que prepara el regreso a la sección A final.

A1 (compases 1–8): Tema principal en Do mayor, con un motivo melódico ascendente que imita el arranque de un tren.

A2 (compases 9–16): Repetición con ligera variación melódica.

B (compases 17–24): Modulación pasajera, con cambios armónicos más cromáticos y un leve cambio en la textura.

A3 (compases 25–32): Retorno al tema principal.

El ritmo sincopado, la sofisticación armónica (con acordes extendidos y sustituciones tritonales) y la claridad melódica lo convierten en un modelo de lo que Ted Gioia denomina “la arquitectura sonora del swing”.

Aunque Strayhorn la compuso inicialmente como un guiño al estilo de Ellington, fue el propio Duke quien la orquestó con maestría, destacando los metales, especialmente la trompeta de Ray Nance (que también grabó el solo vocal en algunas versiones) y los saxos, que aportan color y profundidad tímbrica.

Una característica notable del arreglo es la manera en que la orquesta dialoga entre secciones. El tutti inicial da paso a solos breves e interacciones que ejemplifican el lenguaje de la big band en su madurez.

“Take the ‘A’ Train” no solo es una obra fundamental para entender el estilo Ellington-Strayhorn, sino que también funciona como un punto de entrada a las formas tradicionales del jazz moderno. A través de su forma AABA, sus recursos armónicos y su carácter programático (el viaje en metro), representa una síntesis entre la accesibilidad del jazz popular y la sofisticación compositiva que Ellington promovió como artista.

Convertida en tema de apertura en los conciertos de la orquesta Ellington durante décadas, “Take the ‘A’ Train” fue también una afirmación cultural: una celebración de la movilidad, del orgullo afroamericano y del arte negro en una época marcada por la segregación.

En tiempos más recientes, la pieza sigue siendo interpretada y reinterpretada, ya sea por combos modernos, orquestas académicas o proyectos de jazz contemporáneo. Su vigencia demuestra que no es simplemente un estándar, sino una obra maestra que combina estructura formal, intención narrativa y belleza musical.

Por Marcelo Bettoni

Referencias

Gioia, Ted. The History of Jazz. Oxford University Press, 1997.

Hasse, John Edward. Beyond Category: The Life and Genius of Duke Ellington. Da Capo Press, 1995.

Strayhorn, Billy. Archivos y partituras del Smithsonian Institute.

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