En los albores de la grabación de jazz, pocos grupos
lograron capturar la esencia vibrante y experimental del género como el
Louisiana Five. Formado en Nueva Orleans, este conjunto fue pionero no solo en
la música, sino también en la creación de un sonido distintivo que ayudaría a
cimentar las bases del jazz como lo conocemos hoy.
El Louisiana Five fue uno de los primeros conjuntos en
grabar jazz, con sus primeras grabaciones para el sello Emerson en 1918. La
formación original estuvo compuesta por figuras clave como Alcide “Yellow”
Nuñez en el clarinete, Joe Cawley en el piano, Charlie Panelli en el trombón,
Karl Karlberger en el banjo y Anton Lada en la batería, quien además
desempeñaba el rol de manager del grupo. Su mezcla de talento y creatividad fue
fundamental en la consolidación de un estilo que fusionaba el ritmo y la
improvisación, elementos esenciales del jazz.
En la historia de las grabaciones de jazz, el Louisiana
Five ocupa un lugar crucial al ser el segundo grupo de Nueva Orleans en
ingresar a un estudio, pocos meses después de que la Original Dixieland Jass
Band hiciera historia con la grabación del primer disco de jazz en 1917. Sin
embargo, las tensiones dentro de la Original Dixieland Jass Band, especialmente
entre Nuñez y sus miembros, llevaron a que el clarinetista se apartara y
formara su propio grupo, con el cual seguiría dejando su huella en el
desarrollo del jazz.
La primera grabación importante del Louisiana Five fue
realizada para el sello Emerson en 1918, con temas como “Yelping Hound Blues” y “High Brown Babies’ Ball”, que reflejaban
la naturaleza innovadora del grupo. Sin embargo, la verdadera magnitud de su
impacto se dejó sentir con su paso por Columbia y Edison, sellos con los que el
conjunto continuó su carrera grabando algunos de los primeros discos de jazz
disponibles en el mercado.
Un punto crucial en la historia del Louisiana Five fue su
sesión en Columbia el 1 de abril de 1919, que produjo temas como “Just Another Good Man Gone Wrong” y “Yelping
Hound Blues”. Esta grabación no solo consolidó al grupo como uno de los
nombres clave en la primera ola de grabaciones de jazz, sino que también
permitió a los músicos experimentar con una mayor riqueza sonora gracias a la incorporación
de un cornetista adicional. La canción “Slow
and Easy” de esa sesión, con su complejidad y sutileza, marcaría un hito
dentro del repertorio del grupo y del jazz de la época.
Pero fue con sus grabaciones en Edison donde el Louisiana
Five realmente demostró su capacidad para innovar. En 1919, la banda produjo
algunas de sus grabaciones más experimentales, como “Clarinet Squawk One Step”, una pieza que jugaba con los límites
del sonido y la improvisación, llevando la música a un terreno más salvaje y
expresivo. Este tipo de música, que ya no se conformaba con las reglas
tradicionales del jazz, reflejaba la influencia de las primeras manifestaciones
del jazz en Nueva Orleans, pero también un deseo de romper barreras y explorar
nuevos caminos sonoros.
El impacto del Louisiana Five no se limitó solo a sus
grabaciones. La banda también fue un elemento esencial en la vida musical de
Nueva York, tocando en los prestigiosos circuitos de Keith’s Orpheum y el Hotel Astor. Estos escenarios fueron el caldo
de cultivo para una de las primeras audiencias del jazz en el norte, quienes se
sintieron cautivados por las vibrantes y enérgicas actuaciones del grupo.
Las grabaciones del Louisiana Five jugaron un papel
fundamental en la comercialización del jazz, ayudando a que este estilo musical
se expandiera fuera de Nueva Orleans y alcanzara audiencias internacionales. De
hecho, la banda fue una de las primeras en grabar discos de 12 pulgadas, un
formato que más tarde se popularizó para las grabaciones.
El sonido distintivo del Louisiana Five, con su mezcla de
ritmo frenético, improvisación y un toque de humor, puede considerarse uno de
los pilares fundamentales de lo que más tarde se conocería como el jazz
clásico. Al igual que la Original Dixieland Jass Band, el Louisiana Five no
solo marcó una época, sino que también creó las condiciones para que el jazz se
desarrollara como un lenguaje musical global.
Por Marcelo Bettoni