A principios de los años veinte, el jazz comenzaba a
experimentar una transformación estilística significativa. Chicago, convertida
en el nuevo epicentro del género tras la migración de músicos desde Nueva
Orleans, era un hervidero de innovación donde las raíces de la improvisación
colectiva del estilo tradicional de Nueva Orleans coexistían con los primeros
atisbos de protagonismo individual. En este contexto, la banda Bucktown Five representa un ejemplo
fascinante de cómo el jazz blanco (White Jazz) abrazó y reinterpretó
estas influencias en su búsqueda de un lenguaje propio.

A diferencia de las grabaciones más conocidas de Nueva
Orleans, las bandas de Chicago de esta época, como evidenciaban un enfoque híbrido.Los
 Bucktown Five, en sus interpretaciones, la estructura grupal
del estilo tradicional seguía siendo central, pero ya se podían percibir solos
destacados que anticipaban la evolución hacia formas más modernas. Este
equilibrio entre la tradición y la innovación posiciona al Bucktown Five y sus
contemporáneos como pioneros de un estilo que marcaría la identidad jazzística
de Chicago.

Una figura clave en este movimiento es Volly De Faut, clarinetista de técnica
refinada y estilo melódico que, aunque menos conocido que sus contemporáneos,
dejó una marca duradera. Fue admirado por gigantes como Jelly Roll Morton, quien lo incluyó en grabaciones tan destacadas
como el dúo del Jazz Trio de Morton en “My Gal”. En 1924,
mientras formaba parte de la Benson
Orchestra of Chicago
, De Faut tuvo la oportunidad de grabar con el
Bucktown Five, un momento especial que le permitió expresarse en el lenguaje
musical que amaba profundamente. Su clarinete aporta una riqueza tonal y una
expresividad que encapsula el espíritu del jazz de la época.

El nombre Bucktown
Five
no fue una elección casual. “Bucktown” alude a un
asentamiento cerca del lago Pontchartrain, en las afueras de Nueva Orleans, que
surgió tras el cierre del célebre distrito de Storyville. Este pequeño enclave
se convirtió en un bastión para los músicos que buscaban nuevas audiencias,
manteniendo viva la esencia del jazz primigenio. Incluso el título de una pieza
icónica como “Bucktown Stomp” rinde homenaje a este movimiento
de musicos. El vínculo simbólico con Nueva Orleans subraya cómo el jazz, aunque
migraba y evolucionaba, mantenía un hilo conductor que lo conectaba con sus
raíces. Esta conexión es palpable en las grabaciones del Bucktown Five, donde
la energía y el espíritu de improvisación colectiva todavía se sienten, a pesar
de la influencia creciente de los arreglos más estructurados y los solos
individuales.

Casi un año y medio después de sus grabaciones iniciales,
una formación similar del Bucktown Five adoptó el nombre The Stomp Six y continuó explorando
nuevas posibilidades dentro del jazz. Este cambio de nombre y dirección musical
refleja el dinamismo de la escena jazzística de Chicago, donde las bandas
frecuentemente cambiaban de integrantes, nombres y estilos en un proceso
constante de reinvención.

El impacto del estilo de Chicago en el desarrollo del
jazz moderno es innegable. Aquí se sentaron las bases y el protagonismo del
solista, tendencias que se desarrollaría las décadas siguientes como una de las
características del jazz, enfocada en la improvisación e interacción del
solista con la banda . Bandas como el Bucktown Five no solo preservaron la
esencia de Nueva Orleans, sino que también prepararon el terreno para figuras
como Bix Beiderbecke y Frank Teschemacher, quienes llevarían
el jazz blanco a nuevas alturas. Sus grabaciones ofrecen una ventana única a un
periodo en el que la tradición y la innovación coexistieron en perfecta armonía,
marcando el inicio de un viaje que transformaría el panorama musical del siglo
XX.

Fuentes Recorded Jazz: A Critical Guide de Rex
Harris y Brian Rust.

 

 

 

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