En la historia
del jazz de Nueva Orleans, hay muchos nombres que resuenan con fuerza, pero hay
unos pocos que, aunque menos conocidos, jugaron un papel crucial en el
desarrollo de este género que hoy es la piedra angular de la música moderna.
Uno de esos nombres es Sam Morga, un trompetista y líder de banda cuyo legado sigue
siendo fundamental en la historia del jazz tradicional.
Nacido en 1895 en
Nueva Orleans, Sam Morgan fue un músico talentoso, pero en gran parte olvidado
por las grandes corrientes de la historia del jazz. Aunque no alcanzó la fama
de figuras como Louis Armstrong o King Oliver, Morgan dejó una huella indeleble
con su Sam Morgan’s Jazz Band , una agrupación que, a pesar de su corta vida
activa, produjo algunas de las grabaciones más significativas del jazz clásico
de la década de 1920.
En 1927, Morgan grabó
una serie de discos para Columbia Records, que se consideran algunos de los más
importantes de la época, y continúan siendo una influencia en generaciones de
músicos. Su estilo se caracteriza por la vitalidad de Nueva Orleans, una ciudad
que a principios del siglo XX era un hervidero musical donde el jazz estaba
tomando forma en sus primeros pasos. Aunque el cuarteto de Morgan nunca alcanzó
el estatus de los grandes titanes del jazz, su capacidad para capturar la
esencia del sonido de la ciudad lo convierte en una pieza clave en la evolución
de este género.
La Sam Morgan’s
Jazz Band estaba formada por músicos que se destacaron en la historia del jazz.
Entre sus miembros se encontraban los hermanos Isaiah y Andrew Morgan, quienes
tocaban la trompeta y el saxofón tenor, respectivamente, añadiendo una sólida base
a la sección de metales. Earl Fouche’, saxofonista alto, se unió a la banda,
aportando una calidad melódica que complementaba perfectamente la energía de la
banda.
El trombonista
Jim Robinson, un nombre que más tarde sería sinónimo del jazz tradicional de
Nueva Orleans, tocaba en la banda, y su impacto en la música de la ciudad fue
fundamental. Robinson sería conocido más adelante por su trabajo con Bunk
Johnsony George Lewis, pero su paso por la banda de Morgan fue crucial para su
formación musical. También estuvo Sidney Brown, bajista y primo de Robinson,
conocido como Little Jim, quien más tarde trabajó con George Lewis en las
célebres sesiones de Climax en la década de 1940.
Otro miembro
esencial de la banda fue George Guesno, quien fue el banjoísta de Morgan entre
1930 y 1935. El banjo, con su brillante tono percusivo, era uno de los pilares
del sonido de Nueva Orleans, y Guesnon fue un maestro en su ejecución, ayudando
a definir el sonido característico de la banda.
A lo largo de su
carrera, la Young Morgan Band, como era conocida por los fanáticos, se destacó
por ser una de las bandas de territorio más populares que recorrieron el
circuito de la costa del golfo, extendiéndose desde Galveston, Texas hasta
Pensacola, Florida. Durante esa época, las bandas de territorio eran esenciales
para el desarrollo del jazz, ya que viajaban por los pequeños pueblos y
ciudades a lo largo del golfo, llevando la música a nuevas audiencias. Este
estilo itinerante fue una de las formas en que el jazz de Nueva Orleans pudo
expandirse más allá de los confines de la ciudad.
Las giras de
territorio eran un desafío, pero también un catalizador para la evolución de la
música. Los músicos estaban expuestos a diferentes públicos y, al mismo tiempo,
influenciados por diversas tradiciones musicales locales, lo que contribuyó al
desarrollo de un jazz más sofisticado y complejo. En el caso de la Sam Morgan’s
Jazz Band, esta constante movilidad permitió que la banda evolucionara y se
mantuviera relevante a lo largo de los años, adaptándose a las nuevas
tendencias del jazz sin perder la esencia de Nueva Orleans.
A pesar de que
las grabaciones de Sam Morgan fueron limitadas, el impacto de su banda en la
música de Nueva Orleans y en el jazz en general es incuestionable. La habilidad
de los músicos para capturar la energía cruda del jazz de la ciudad, mientras
incorporaban nuevos matices melódicos y de ritmo, ayudó a mantener viva la
tradición del jazz clásico. La banda de Morgan fue un puente entre la era
primitiva del jazz y las formas más desarrolladas que emergerían en las décadas
siguientes.
Hoy en día, la
música de Sam Morgan sigue siendo un testimonio de la rica tradición del jazz
de Nueva Orleans. Sus grabaciones de 1927 son parte del canon del jazz y
continúan siendo una fuente de inspiración para músicos y aficionados por
igual. La Sam Morgan’s Jazz Band puede no haber tenido el mismo renombre que
otras bandas contemporáneas, pero su impronta sigue siendo una piedra angular
en la historia del jazz, demostrando que incluso las figuras menos conocidas
juegan un papel crucial en la construcción de un género que ha trascendido
fronteras y generaciones.
Por Marcelo Bettoni