La Batería en el jazz:
Innovación y Resistencia a Través de Dee Dee Chandler
El jazz, como pocos géneros musicales, se define tanto por su complejidad
rítmica como por su energía visceral, capaz de hacer vibrar a quienes lo
escuchan. En el centro de esta fuerza, la batería ha jugado un papel esencial,
y su evolución está intrínsecamente ligada a la historia social y cultural de
Nueva Orleans, el vibrante crisol en el que surgió el jazz. Sin embargo, esta
conexión no fue casual. Desde las primeras décadas del siglo XX, los desafíos
de racismo, segregación y limitaciones económicas obligaron a los músicos a
innovar, a crear nuevas herramientas para expresar lo que las convenciones
musicales de entonces no podían capturar. A través de la historia de la
batería, observamos cómo la creatividad y la resistencia han moldeado el sonido
del jazz y los caminos que el género ha tomado en su viaje global.
Hoy en día, pensamos en la batería
como un solo instrumento, pero, en realidad, es una elección de varios
instrumentos de percusión provenientes de diferentes culturas. El tambor
militar, por ejemplo, llegó a los Estados Unidos con tradiciones europeas,
adaptadas y reinterpretadas en las bandas militares estadounidenses. Los
inmigrantes chinos, atraídos a Estados Unidos por trabajos forzados o contratos
de baja remuneración, trajeron consigo tambores coloridos como los tom-toms,
los cuales ofrecían un sonido redondo y distintivo, diferente al del redoblante
o el bombo. Los platillos, cuya historia se remonta a Turquía y China,
evolucionaron desde cisternas de bronce hasta formas más planas, utilizadas en
la música de ópera y militar.
Estos instrumentos, con raíces globales, encontraron un espacio común en el
“laboratorio musical” que era Nueva Orleans. Con músicos de diversas
procedencias en interacción constante, había una demanda de nuevos sonidos y
una necesidad de optimizar recursos. Los tambores y platillos de diversas
tradiciones se ensamblaron en un solo conjunto, dando origen a lo que hoy conocemos
como la batería. En este contexto, la batería no solo era un instrumento de
percusión, sino una representación de la interconexión cultural que define al
jazz en sí.
Uno de los nombres clave en la
evolución de la batería fue Edward “Dee Dee” Chandler, un baterista de Nueva
Orleans a finales del siglo XIX. Chandler fue pionero en el uso de un pedal
improvisado para tocar el bombo con el pie mientras tocaba el redoblante con
las manos, permitiéndole a un solo músico crear una sección rítmica completa.
Hasta ese momento, se requería de varios músicos para tocar los diferentes
instrumentos de percusión, o se recurría al “double
drumming”, una técnica limitada que consistía en tocar el bombo y el
redoblante simultáneamente con ambas manos.
La innovación de Chandler fue un cambio fundamental. Con el uso del pedal,
el baterista podía liberar sus manos para trabajar el ritmo con mayor
complejidad y profundidad. Aunque el pedal de Chandler era rudimentario
comparado con los diseños modernos, fue un primer paso hacia una batería más
dinámica y versátil, que se convertiría en el pilar rítmico de las bandas de
jazz.
Chandler es recordado en una fotografía de 1896, en la que su famoso pedal
aparece en la esquina del cuadro. Los bateristas de la época lo describieron
como un “excelente showman y cómico” que “tocaba con la gracia de un
malabarista profesional.” Su talento no solo radicaba en su técnica, sino
también en su habilidad para conectar con el público, integrando humor y
carisma en sus actuaciones. Aunque sabemos poco de él, su influencia en la
música y en el desarrollo del jazz es innegable.
A medida que la batería evolucionaba, también lo hacía el jazz. El ritmo en
la batería marcaba un nuevo lenguaje musical: por primera vez, un solo músico
podía crear un groove completo, marcando el pulso, el ritmo de fondo. En
géneros anteriores, los instrumentos de percusión se tocaban por separado y
rara vez había un enfoque en la “sensación” o el “groove”. Pero con el jazz,
surgió una nueva mentalidad que daba prioridad a la improvisación rítmica y a
la interacción entre los músicos.
La batería se convirtió en el corazón del jazz, impulsando la música hacia
adelante y creando una base para el swing, el bebop y otros estilos que
florecerían en las siguientes décadas. Este nuevo enfoque permitió una
expresividad rítmica sin precedentes, transformando la relación entre el músico
y el instrumento. El jazz, en su esencia, celebra la improvisación y la
expresión individual, y la batería simboliza esa libertad rítmica, permitiendo
que el baterista no solo mantenga el tiempo, sino que también participe
activamente en la narrativa musical.
Fuentes Rose, A., & Souchon, E. (1978). *New Orleans jazz: A family album*
(2nd ed.). Baton Rouge: Louisiana State University Press. Goldston, C. (1959,
January 13).https://folkways.si.edu/magazine-winter-spring-2015-the-birth-of-the-drum-set/article/Smithsonian
.Entrevista por William Russell [Transcripción]. Tulane University, New
Orleans, LA. Nick Jaina, Get It While You Can*. Perfect Day Publishing.